
Se siente, se piensa; vinculación cuerpo – mente
27 enero, 2025
El cuerpo, la alienación y la capacidad simbólica
27 enero, 2025Desde una mirada psicoanalítica, Liberman (1993) plantea que existe una conexión entre nuestras experiencias emocionales tempranas y las manifestaciones físicas que pueden aparecer en momentos posteriores de la vida. Para él, la sobreadaptación, vista como un mecanismo de supervivencia emocional, se convierte en el núcleo de un sufrimiento silencioso que, con frecuencia encuentra en el cuerpo su forma de expresión.

En la infancia, el amor y el cuidado parental son percibidos por el niño como esenciales para su existencia emocional. Sin embargo, cuando estos vínculos se condicionan a la capacidad del niño de cumplir con las expectativas y demandas de sus padres, surge un dilema interno: ¿cómo ser auténtico si eso pone en riesgo el afecto que lo sostiene? Ante este conflicto, el niño opta por sobreadaptarse.
En este sentido, la sobreadaptación implica reprimir las propias emociones y necesidades en favor de satisfacer las demandas externas. Aunque este mecanismo puede garantizar la supervivencia emocional en un entorno adverso, también siembra las raíces de un sufrimiento que se manifestará a través del cuerpo. De forma tal que, el adulto que fue un niño sobreadaptado a menudo siente una desconexión interna y a pesar de cumplir con las expectativas sociales y/o familiares, prevalece una sensación de vacío emocional. Esto ocurre porque no tuvo durante su infancia, un espacio seguro donde sus emociones fueran comprendidas y contenidas. Así, el self auténtico quedó atrapado, sin poder desarrollarse plenamente…
Liberman (1993) enfatiza que este vacío emocional no solo impacta la mente, sino que también deja marcas en el cuerpo. El sufrimiento no procesado y simbolizado busca una salida, y el cuerpo se convierte en el escenario donde la angustia no resuelta se manifiesta en forma de síntomas psicosomáticos. Los cuales, según el autor, no son solo enfermedades físicas sino que se tratan de expresiones de una desconexión emocional profunda. Y es a través del órgano que enferma, una forma de intentar recuperar la unidad psicosomática rota. Esto significa que el cuerpo actúa como un mensajero, señalando lo que la mente no ha podido procesar ni expresar.
En este contexto, a través de una reconexión emocional, es posible contener el sufrimiento y recuperar la unidad entre cuerpo y mente. Pues como ya se ha dicho, la sobreadaptación, aunque inicialmente resulta una estrategia de supervivencia, tiene un costo emocional, mismo que puede terminar en una desconexión cuerpo- mente que, a su vez, lleva a una desconexión interna, con el alma y con el mundo.
Referencia:
- Liberman. (1993). “Del cuerpo al símbolo: Sobreadaptación y enfermedad psicosomática”. Interacción familiar. p.p. 57 - 110